martes, 8 de octubre de 2013

EL ORDEN Y UN ÁRBOL

Todo comenzó de la manera menos esperada. Una tarde calurosa. Llevabamos dándole al "estar juntos" mas de veinte dias. Esa tarde, como algo inusual por desgracia, pude escaparme al gimnasio ya que tu otra mitad quiso pasar la tarde contigo. A la vuelta del ejercicio, aparcando el coche en la puerta de casa, recibí la llamada que ya no esperaba... "Te esperamos" Todo lo que teníamos planeado para dias mas adelante, en ese momento, desapareció de mi mente y me inundo la idea de girar nuestro mundo en menos de 48h. Cuando entré en casa y te ví pasó por mi mente imágenes ya vividas tiempos atras. Eso de mantenerte a distancia, oirte crecer por teléfono, viajar para estar 40h contigo de 7 dias... Eso que ya hemos vivido, sufrido y disfrutado ya en mas ocasiones. Mi decisión estaba tomada en el primer minuto de manera inconsciente. Peleaba con la idea de fuga que me acechaba pero pesaba mas el sentirme realizado y vivirlo contigo en la distancia que naufragar en el mar de lo cotidiano aunque te tuviera cerca. Quizás esa dosis de egoismo que invade mi trabajo le ganó la partida al "dejémoslo correr". Quizás pensase mas en mi que en nosotros. Quizás tuve la valentía de querer algo mejor para nosotros o quizás no repare en pensar solo en ti. Pero de lo que estoy seguro es que mi idea inicial era que quería que fuéramos mas felices aún si cabe. Y digo que fuéramos porque si tu eres feliz yo lo soy y sé que si tu me ves feliz tu tambien lo eres. Asi que por muchas dudas que me asaltaran en ese momento, la decisión de intentar ser mas felices era lo que mas me empujaba.

Y llegó el momento de hacértelo saber. Elegir las palabras exactas para que tu no notaras que todo iba a cambiar de como lo teníamos planeado. Lo que esperaba de ti llegó en las primeras palabras. Un "No" inconsciente y fabricado a la medida de tu corta trayectoria vital. Un "No" como cuando no quieres comer algo que hay ya preparado. Un "No" como cuando no quieres irte a dormir cuando se te dice o como cuando no quieres ponerte la ropa que se te ha elegido. Un "No" que hacía mas dificil poner nuestro mundo del reves. Intenté no darle importancia y nos acogió la noche. Y mi conocimiento se iba arrugando cada vez mas al no tener esa brizna de aire fresco que permitiera encontrar la llave del "tomarás la mejor elección". Te dormiste y yo me quedé pensando. Fue larga la noche...

A la mañana siguiente, como casi siempre, te llevé el desayuno a la cama, te puse la tele, nos comimos a besos y me fuí a desayunar a mi despacho, delante del ordenador que tanto sabe de mi. A los pocos minutos apareciste alli con una cara maravillosa, me miraste y sin darme tiempo a decirte nada me dijiste: "Voy a ordenar tu despacho"... No supe reaccionar. Era tan innusual que hiceras eso. Te dije que estaba bien asi pero tu me hiciste saber que el lugar donde yo trabajaba tenía que estar ordenado. No sabía que decirte mas y te deje hacer hasta que tu quisiste. Lo pusiste todo a tu gusto y de manera ordenada. En ese momento ni pense, ni hablé y casi ni aparte mi mirada de la pantalla. Interrumpiste para decir que querias ir a la piscina e inmediatamente nos pusimos manos a la obra. Cuarto de baño, dientes y cara, bañador y crema y salimos al patio para pasar la mañana en la piscina. Cuando justo al salir de casa y encarar la puerta de la piscina, me paraste y me dijiste señalando el arriate: "Papá, quiero que plantemos un árbol aqui"... Antes solo te habias fijado en ese lugar de la casa para arrancar alguna planta. Nunca para plantar nada allí. Quizas yo estaba pensando mas allá pero despues de la conversación de la noche anterior algo había cambiado en tu cabeza. Querias el orden en mi despacho y ver crecer un arbol en el jardín de casa. Sin hablar de nada me lo habias dicho todo.

Hay veces que no hacen falta palabras para tomar decisiones. Y tu decisión estaba tomada. Querias que fuera feliz en mi trabajo y querias que el arbol fuera nuestra unión. Y ahora despues de casi tres meses fuera de casa, y despues de haber hablado ayer noche contigo, me di cuenta que me dejaste ir para ser feliz pero querias que supiera que mi lugar estaba en nuestra casa. Bendito árbol que plantaremos.

Me dijiste ayer: "No quiero que cuelgues... Cuéntame que has hecho el Lunes, el Martes, el Miércoles, el Jueves, el Viernes, el Sábado y el Domingo" Como se puede ser tan inteligente con tan poco edad?
Asi te siento y haces que no me relaje. Que busque mi felicidad pero sin aparcar mi retorno. Que el faro que alumbra mi vida tiene un nombre en mayúsculas y que, por mucho que tarde en volver, siempre tendré presente que mi lugar de trabajo debe de estar ordenado y que las raices de ese árbol deben crecer en nuestra casa.

Por ti y sin horizontes. Por ti y sin medidas. Por TI y por MI, limpio amor que da sentido a mi vida.


No hay comentarios:

Publicar un comentario